Amancece otro día más en la casbah.
Calles estrechas, miradas de odio, niños que no sonríen.
Soldados franceses que patrullan las calles con fusiles de
asalto.
Buscando a los terroristas, buscando al FLN.
Pero el pueblo es el FLN.
El FLN es ese niño que llora mientras ven cómo se llevan a
su hermano para torturarlo.
Es esa mujer del hiyab que transporta una pistola en su
cesta de mimbre.
Es ese intelectual francés que escribe cargado de odio,
llamando cómplices a los indiferentes que no condenan la colonización.
El FLN es el pueblo argelino, lleno de odio contra los
franceses.
Un odio visceral, que sacude todas sus entrañas.
Todo francés es el enemigo.
Todo francés debe morir.
Matad europeos.
Matad europeos, porque sólo así podéis existir. Matad al que
os impide existir. Es la única forma de liberarse ontológicamente. Eliminando
aquello que impide la existencia de un sujeto, de un pueblo, de una Nación.
Reclamad vuestro espacio fenomenológico.
La única forma de que un argelino pueda afirmarse a sí mismo
es matando europeos.
Viendo cómo Frantz Fanon se dirige a los suyos en sus obras.
Viendo cómo Sartre se convierte en enemigo de Francia.
Europa se desintegra sin solución, no hay más que decir. Los
europeos sólo podrán retrasar al FLN, pero no podrán frenarlo. Es un
diagnóstico, no una recomendación.
Y Pontecorvo que muestra el dolor en cada fotograma.
Muestra miradas de odio, muestra esa violencia liberadora.
La violencia que nadie se explica.
La violencia que mueve la historia, y que es violencia
rebotada. El pueblo argelino absorbiendo toda la violencia de la colonización,
los genocidios, expolios y saqueos. Y el pueblo argelino siendo elástico,
haciendo rebotar toda esa violencia en forma de violencia liberadora, violencia
vacía.
Pero en Argelia nadie ríe.
Cacheos, registros, controles en la casba.
Torturas, y silencio. Silencio de los detenidos.
Los lamentos de hombres y mujeres llenando la atmósfera de
la noche. Lo han perdido todo, quizás un hijo, su casa, quizás hermanos.
Y el gobierno francés exigiendo al pueblo argelino que
entregue a los terroristas.
No lo entienden. Todos son el FLN.
Los europeos no saben lo que ocurre. Ven las imágenes de
violencia vacía, los atentados con bombas, los asesinatos de policías, y gritan:
salvajes.
Salvajes, asesinos.
Los europeos se tienen que sentar para no marearse, los
europeos se ponen blancos (si alguna vez han dejado de ser blancos) como la
cera al ver esos atentados.
Haced algo, que actúe el ejército, esto no se puede
permitir. Esto clama al cielo...
Clama al cielo. Bonita expresión. Los europeos llamando al
cielo, llamando a la razón y al sentido común. Como han hecho toda la historia.
Abanderados por la libertad, la igualdad, y la fraternidad, con el espíritu de
la Ilustración, pidiendo que alguien detenga esa barbarie. Los europeos gritan:
¡Libertad! ¡Igualdad! ¡Fraternidad! Pero, como dice Sartre, a los colonizados
sólo les llega el eco de sus voces (-ertad, -ualdad, -idad...). Los europeos,
la cuna de la razón, la vanguardia ilustrada de los DDHH, pidiendo a gritos
otra intervención del ejército. Pero no entienden nada.
Esos europeos, que se les llena la boca con los DDHH. Que
pregonan: todos somos iguales, aquellos que defienden el pacifismo, siempre
debe haber una vía pacífica. Los indiferentes, los que están a verlas venir,
los que no se atreven ni a condenar los genocidios imperialistas, ni a defender
los frentes nacionales. Dejad en paz a los indígenas, tienen derecho a existir.
Pero es incomprensible que actúen así. Si los indígenas quieren demostrar que
son hombres, deberían actuar de forma caballerosa.
Pero nadie pregunta al niño que mira cargado de ira a los
soldados.
Nadie pregunta al hombre que reza una oración y se inmola en
un supermercado.
Francia, 1962.
Banderas verdes y blancas que ondean.
El río Sena se ha llenado de cadáveres, y las calles de
Argelia están vacías.
Un pueblo sometido, que tiene conciencia de ese
sometimiento.
Y otro pueblo que no se explica nada, y sólo ve violencia.
Sería mucho más fácil para los argelinos triunfar con
helicópteros y aviones de combate.
Pero sólo tienen cestas, bombas caseras, y cuchillos.
Los europeos somos culpables de todo esto.
Porque somos indiferentes, porque clamamos al cielo.
Pero el mundo gira, y el pueblo argelino es dialéctica pura.
Reclamando su derecho a autodeterminarse, simplemente su
derecho a existir.
Con cada atentado, con cada manifestación.
Matad europeos.
Matad europeos.
Y que le jodan a Hannah Arendt. Yo soy el FLN.