viernes, 27 de septiembre de 2013

Manos sucias.

I.
Si alguna vez tengo las manos blancas
No será de habérmelas limpiado
De haber evitado mancharme
Las tendré blancas como Neruda

De dar el pan en las panaderías

jueves, 19 de septiembre de 2013

Para el compañero Killah P (Pavlos Fyssas):

Qué casualidad que sólo existas cuando el pueblo se moviliza y se organiza para parar el fascismo en las calles de Atenas. Antes de las movilizaciones, todos los medios guardaban silencio por tu asesinato. Ha sido la respuesta de un pueblo lo que ha colocado tu muerte en el punto de mira.

Los nazis son desalmados, asesinos, animales y monstruos, pero sirven a alguien: sirven al gobierno, a la troika, a los llamados mercados. Porque, como excelentemente nos contaba Bertolucci en Novecento, son los patronos los que han plantado a los fascistas. Eso nunca se puede olvidar. Amanecer Dorado es el cuchillo de las políticas neoliberales. Unos hacen que la gente se suicide (Dimitris Christoulas) y otros, directamente, apuñalan en el corazón.

Por eso, ver a la policía proteger las sedes de Amanecer Dorado no nos sorprende. No nos sorprende que los uniformados antidisturbios sean el único apoyo que tienen los fascistas en las calles. Todos sabemos ya que Amanecer Dorado es la fuerza parapolicial en Grecia, y no hace falta esforzarse mucho para verlo.

Por eso, compañero Killah P, con dolor, odio, rabia, vamos a seguir gritando con toda nuestra fuerza, con todo el aire de nuestros pulmones ¡No pasarán!

Porque eres nuestro compañero. Te han matado por ser antifascista, no por ser rapero. Puedes sentirte orgulloso de la respuesta que ha dado el pueblo griego, como todos llevamos sintiéndonos orgullosos de ese pueblo desde hace bastante. Juro que sueño con disturbios y sedes de Amanecer Dorado en llamas, y juro que, cuando alguien alabe a Islandia por encima de Grecia, gritaré improperios hasta quedarme sin fuerzas.

Juro que seguiremos luchando, pues ese continúa siendo el mejor homenaje. Juro que escribiremos tu nombre en pancartas, en paredes de edificios, y en el muro de los caídos, el muro de los mártires, que cada vez se hace más grande: Carlos, Clèment, Guillem, Alexis, Carlo.

Porque sabemos que los fascistas no se van a salir con la suya. Juro que tarde o temprano, a esos miserables les va a llegar su Stalingrado. Y sentirán miedo. Sentirán miedo cuando el pueblo organizado les haga acabar como Mussolini, colgado en una gasolinera. Las predicciones del viejo Christoulas se cumplirán tarde o temprano, hermano. Me jode que te hayas ido para verlo. Mañana serán los fascistas los que lloren.

Infinita solidaridad, y que la tierra te sea leve, compañero.
Seguimos con la capucha, seguimos en la barricada.
Nos vemos en el Valhalla.



¡No pasarán!