viernes, 28 de julio de 2023

Sobre Barbie (2023), de Greta Gerwig

[Advertencia: contiene spoilers de Barbie]


En la línea de Están vivos (They live) o Matrix, la película construye dos planos, el del mundo real y el del mundo ideológico, invertido, el mundo de la fantasmagoría en el que reina la mistificación y las relaciones entre cosas (muñecas y muñecos) se presentan como relaciones entre personas. Como en la sociedad capitalista, se descubre que realmente esas relaciones entre cosas sí son entre personas, pero a través de un complejo sistema de mediación en el que la gente que juega con Barbies influye en la relación de las propias Barbies en el mundo invertido. En este mundo invertido siguen existiendo funciones de represión (juezas, presidentas, etc) pero únicamente de forma estética.

El argumento de la película comienza siendo fascinante: por culpa del miedo a la muerte inculcado por una mujer real en una Barbie aleatoria se produce una fractura en el mundo ideológico que amenaza con que toda la cosmovisión, que es funcional al mundo real y a Mattel, se derrumbe. La Barbie protagonista es la agente reaccionaria elegida para cerrar esa brecha y lograr "que todo siga así", que la construcción ideológica pueda seguir reproduciéndose y el mundo Barbie no se derrumbe. A través de una relativamente simple sucesión de medios de transporte (que se usa varias veces en la peli), Barbie y Ken van al mundo real para encontrar a la persona que introdujo ese sentimiento del miedo a la muerte en el mundo Barbie y cerrar así la brecha. Es fascinante porque aquí, a diferencia de Están vivos o Matrix (la escena de la sandalia y el tacón es literal la de las pastillas azul y roja), Barbie no es la heroína encargada de destruir el mundo de la ideología y de sacar a la luz lo oculto, sino la reaccionaria encargada de restaurar el orden.

La misión de cerrar la brecha que amenaza el mundo ideológico termina, para Barbie, en cuanto pone un pie en el mundo real. Tras sufrir varios ataques misóginos, su encuentro con la anciana (Gerwig, con razón, dice que es la escena más importante de la película) y con el grupo de niñas que representan a las Bratz, Barbie se da cuenta de que, aunque ellas no lo sepan, están participando activamente en la opresión y miseria del mundo real, produciendo estereotipos machistas (incluso hoy en día, bajo capas y capas de pinkwashing) y justificando las desigualdades del mundo.

Ante este contraste, esta luz platónica cegadora al quitarse la venda (o ponerse las gafas) existen dos caminos, que toman Barbie y Ken respectivamente:

1) Ken se maravillará de la supremacía de los hombres en el mundo y buscará eso mismo para el mundo Barbie, adelantándose, volviendo al "mundo de la caverna" y abriendo los ojos al resto de los Kens, que eran simplemente decorado. Busca así una inversión ideológica de la ideología, que la ideología siga representando el mundo real pero de forma más fiel, y construye una utopía caricaturizada para misóginos, donde los hombres y los caballos mandan.

2) Barbie entra en shock y confunde sus aliados al acudir a Mattel. Por cómo le habla de su mundo a la madre y la hija protagonistas, se ve que nunca tiene la intención de destruir la mistificación ideológica y trabajar políticamente en el mundo real. Su objetivo es volver al idealizado mundo Barbie y olvidarse de las mierdas del otro mundo. El problema es que, cuando vuelven, la inversión masculina de Ken ya se ha realizado y las casas barbies ahora son mojo dojo casa houses.

A partir de aquí, a través de todo un movimiento guerrillero, las barbies consiguen restaurar su mundo, invertir la inversión pero de forma no superadora sino restauradora. Este es el carácter de realismo capitalista de la película: la restauración de la ideología fracturada se convierte en una victoria que reconforta al público. Y aquí la película nos deja con la transformación de los dos protagonistas:

1) Se descubre que Ken realmente monta todo ese mundo masculino por sentirse agraviado, y su transformación personal desemboca en su reconocimiento como sujeto y no sólo como complemento. No sabemos si en la restauración del mundo Barbie será tratado o no con más respeto, pero sí sabemos que la derrota está ya en la conservación de ese mundo.

2) Barbie, tras darse cuenta de que es un objeto, quiere dejar de serlo ("no me siento una Barbie). Hay una escena que parece que es trascendental, el culmen de la película, pero en realidad no me lo parece (la interpreto más como un fanservice, porque todo está ya decidido): en una conversación con Ruth Handler, creadora de Barbie, parece que le pide permiso para ser una persona real, pero esa petición, como afirma Handler, no tiene sentido: se convirtió en real al pisar el mundo real, al abrir violentamente los ojos. Todo se decidió ya mucho antes, Barbie no tiene por qué pedir permiso a su creadora. Ahora se le abren "dos" opciones: volver al mundo ideológico siendo una persona real, con lo que ello conlleva (imposibilidad de disfrutar de la ideología), o vivir en el mundo real, con su sufrimiento. Barbie elige la segunda.


Es, como digo, un ejemplo perfecto de realismo capitalista que sólo existan estas dos opciones, y que la destrucción del mundo barbie y la integración en el mundo real de todos sus habitantes no se contemple: Mattel puede aceptar perder una Barbie, pero no su aniquilación. Barbie elige la salida individual, vivir las miserias de este mundo (y elegir si adaptarse a ellas o luchar contra ellas) dejando atrás a todas sus vecinas y vecinos, que ni siquiera tienen la oportunidad de elegir. Es esto lo que hace que Barbie (2023) no sea una película redonda, que, en mi opinión, no podamos utilizarla como propaganda revolucionaria. Ahora viene la pregunta: ¿Cabría haber esperado otra cosa de una película de 2023 producida por Mattel? La comparación con Carpenter y el "Hollywood comunista" de finales de los 80 quizás no tenga tanto sentido, pero sí podemos ver películas de absoluto éxito, oscarizadas muy recientemente, con un mensaje sí asumible para el movimiento revolucionario, como Parásitos o Judas y el Mesías negro. La sensación al final es que Gerwig pudo hacer mucho más, y que la película se queda a unos pocos pasos de ser revolucionaria en sentido político.




2 comentarios:

  1. Louk cuando el protagonista de una película no es un hombre blanco hetero: revolucionarioooooooo. Al nivel de socdem como Maestre.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En qué momento hablo de que la película sea revolucionaria porque no son protagonistas los hombres blancos heteros? Creo que no ayuda mucho ese tono, pero voy a contestar. La lectura que hice de la película fue únicamente en clave del tratamiento que hace de la ideología, y por eso las comparaciones son con Están vivos, Matrix o Parásitos, y no con otro cine mainstream feminista del "empoderamiento" que hay por ahí. Y es precisamente en ese sentido cuando creo que cae bajo el "realismo capitalista", al no plantear el afuera que otras películas sí plantean. Y en esta lectura me importa más bien poco la lectura feminista y el pinkwashing (algo de lo que, obviamente, también se puede hablar), lo que me importa es cómo trata el tema recurrente de la ideología, el mundo real y el mundo invertido.

      De nuevo, creo que el tono es lamentable y no ayuda, además de darme una pereza terrible. Y si te respondo ahora es por la repetida insistencia, pero vamos, que si tienes algo más interesante que decir te leo.

      Eliminar