martes, 6 de agosto de 2013

Les mains sales.

Sus manos están limpias. Sólo tuvo que apretar un botón. La tecnología fue la culpable. No ver las caras de los niños que abarrotarían aquel colegio pakistaní también ayudó. El dron es el asesino. Secreto militar. El hombre cerró el control del avión no tripulado, y miró una foto de su familia. Aquella tarde habría tortitas para merendar. Qué hambre.


Sus manos estaban blancas. La chica sudaba por el calor de aquel horno. Lograba sacar varios dólares al día, lo suficiente para ir tirando. Cuando llegó un cliente, metió con cuidado el pan en una bolsa de papel. Se lo entregó con una sonrisa. Después, volvió al horno de aquella pequeña panadería, y chocó sus manos. El ambiente se llenó de harina.

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